El Subaru Forester ha tenido, desde su primera introducción al mercado hace ya 16 años, una característica muy particular: tiene una enorme cantidad de virtudes, pero el ser sexy no es una de ellas. Debo confesarles, en lo personal, que eso es lo que me encanta. “Understated” es la palabra que usarían los gringos. En efecto, el Forester es mucho, mucho más de los que su apariencia indicaría.
Considérese, por ejemplo, que sus últimas dos iteraciones (2009 y 2014) han sido nombradas Deportivo Utilitario del año por la prestigiosa revista Motor Trend. En esta última versión, el premio se lo ganó frente a competidores tan fuertes como el Jeep Grand Cherokee SRT o el Land Rover Range Rover Sport. Y no fue fue porque éstos últimos tuvieran nombres demasiado largos. La influyente revista prueba los autos para este premio por seis criterios: Avance de diseño, aptitud en la función para la que se creó, relación valor/precio, excelencia en ingeniería, eficiencia y seguridad. El Subaru Forester 2014 fue el que mejor cumplió estos criterios.
La vagoneta probada por Motor Trend difiere un poco del modelo probado pro EOC, en especial por el tamaño y potencia del motor, pues la versión americana se equipa, desde el lanzamiento del modelo en 1998, con un motor de 2,5 litros, que en su última versión produce 175 HP, mientras que el resto del planeta tiene que conformarse con un más humilde motor de 2,0 litros y 150 HP. Y la diferencia se siente. Por suerte, también existe la fabulosa versión XT, con motor turboalimentado de 240 caballos de fuerza, para quien pueda pagarla.
A pesar de ser un modelo intermedio el que probamos, el nivel de equipamiento es realmente sorprendente. Aros de 17’’, aire acondicionado automático, sistema de infoentretenimiento con todo y cámara de retroceso, sistema SIdrive, controles completos al volante, buena conectividad, asientos forrados en tela Premium, volante forrado en cuero… La versión más equipada, de hecho, solamente agrega en el interior un gran techo solar (o lunar, como se llama ahora cuando el techo se abre hasta el nivel del asiento trasero), asientos de cuero, climatizador bi-zona y pedales de aluminio.
Lo que sí recibimos en común con la versión americana es la transmisión CVT opcional, con la que estaba equipado el modelo probado. La transmisión hizo las delicias de MT, no tanto las mías. Debo admitir que parto de un prejuicio: odio las transmisiones CVT, en general, y no he encontrado realmente una excepción sólida a la regla. Con ellas, cualquier motor se siente plano, lerdo, muy lineal. Dicho esto, Subaru de verdad hizo un muy buen esfuerzo por hacer una transmisión variable decente. Casi lo logra, de hecho. En condiciones de alta exigencia de fuerza, la transmisión funciona de maravilla, siempre que se activen las ayudas
electrónicas. Seleccione la posición “L” en la palanca de cambios, y apriete el botón X-Mode que bloquea el diferencial y asegura contacto permanente de las cuatro ruedas con el suelo, y el Forester trepará las cuestas más empinadas sin quejarse. De hecho, sentirá claramente cómo, una fracción de segundo después de pisar el acelerador, la vagoneta se agarra como araña, como si se enganchara a un guinche invisible. Hacer este ejercicio me pareció enormemente divertido, y no pude evitar repetirlo un par de veces, ante la mirada atónita e incrédula de algunos buenos vecinos de Cota-cota.
electrónicas. Seleccione la posición “L” en la palanca de cambios, y apriete el botón X-Mode que bloquea el diferencial y asegura contacto permanente de las cuatro ruedas con el suelo, y el Forester trepará las cuestas más empinadas sin quejarse. De hecho, sentirá claramente cómo, una fracción de segundo después de pisar el acelerador, la vagoneta se agarra como araña, como si se enganchara a un guinche invisible. Hacer este ejercicio me pareció enormemente divertido, y no pude evitar repetirlo un par de veces, ante la mirada atónita e incrédula de algunos buenos vecinos de Cota-cota.
En cambio, donde gana en capacidad de trepado, el Forester pierde en agilidad en el camino asfaltado. Este es probablemente el mayor punto en contra. Si usted, como yo, y como el 90% de los propietarios de vagonetas crossover, usa su vehículo para moverse en la ciudad, trasladar bolsas de mercado y viajar por carretera, elija la transmisión manual, mucho más ágil y flexible. El CVT, aunque tenga ventajas evidentes, es solamente para las personas que viven en la punta del cerro, en Las Colinas de Santa Rita o en Chicani. A menos que elija también la opción SI-Drive, y use permanentemente el modo deportivo. De otra manera, usted estará desperdiciando tres mil dólares de su dinero. Este es uno de esos raros casos en los que es preferible ir por lo básico, pagar menos, sacrificar botones y palancas, para obtener mejores resultados.
A propósito del precio, esta es la segunda gran desventaja. Aunque la relación precio/valor sigue siendo buena, comparado con sus competidores más directos, pagar más de $42.000 por un crossover de 2,0 litros y 150 HP resulta bastante salado. Pero entonces, todos los precios de los autos nuevos están así, a pesar de la baja del impuesto al consumo específico. Como dueño de dos Forester seguidos, puedo dar fe de que es dinero bien invertido.
Esteban
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