Esta historia comienza hace exactamente 60 años, pero de manera muy distinta a cómo es esta larga rivalidad hoy. En 1951, la entonces llamada Datsun/Nissan creó su modelo 4W60, una variante japonesa del vehículo multipropósito creado por Willys en Estados Unidos, coloquialmente llamado Jeep hasta que este nombre se convirtió en marca. El mismo año, Toyota presenta para las fuerzas de autodefensa japonesas su prototipo BJ, que, como ya lo adivinaron, tenía la misma ambición de convertirse en la versión oriental del ya mencionado todoterreno.
Si bien ambos calaron, Datsun/Nissan llevó la delantera por tres años, vendiendo con relativo éxito su modelo 4W60, cuya versión civil se denominó Patrol, mientras que a Toyota le llevó tres años incurrir en el mercado civil, ya no con el BJ, sino con una versión más “civilizada”, bautizada internamente como FJ20, el primero de una larga serie de modelos de similar denominación. En 1954, en ocasión del lanzamiento comercial del FJ, el entonces presidente de Toyota decidió que no había razón por la cual su utilitario no llevase un nombre digno como el de sus rivales americanos y europeos, e inspirado por el Land Rover inglés bautizó al FJ como Land Cruiser.
A medida que pasaron los años, aún teniendo ambos aproximaciones diferentes al tema, ambos se volverían a encontrar en varias ocasiones, generando posiblemente la rivalidad más antigua de las hoy vigentes entre
modelos apuntados al mismo segmento de mercado.
En 1967, Toyota lanza la versión Station Wagon de su todoterreno, creando uno de los primeros VDUs de la historia, con su modelo FJ 50. Nissan, por su parte, teniendo una versión extendida de su Patrol no sintió
esa necesidad hasta entrados los años 80. Pero, casualidades de la vida, el FJ 50, que evolucionó mucho (FJ 60, 1980; FJ 80, 1990; FJ 100, 1997; y FJ 200, 2009) acabó siendo rival de los Patrol, con años de introducción casi idénticos (G160, 1980; Y60, 1987; Y61, 1997; y Y62, 2010).
Si comparamos lado a lado el chasis FJ200 y el Y62, encontraremos que el Toyota es algo más pequeño,
pero con un diseño más sólido y mejor enraizado en su historia, mientras el Nissan más bien trata de explotar mejor sus dotes de gran crucero y mostrarse lujoso y agresivo. En el interior, sin embargo, las cosas empatan mucho más: ambos son autos dignos de los alrededor de 100.000 dólares que cuestan en Bolivia (95 mil el Toyota en la versión tope de gama, y 110.000 el Nissan, también tope de gama), pues en términos de acabados, comodidad, funcionalidad, versatilidad y lujo estos todoterrenos rivalizan con los sedanes de alta gama, y eso que hay, para ambos, versiones aún más lujosas (y caras) en otros mercados, a saber, el Lexus GX y el Infiniti QX.
La verdadera diferencia está bajo el capó. Aunque ambos tienen cilindradas similares (5,6 y 5,7 litros), los resultados son significativamente diferentes. El 5,6 del Nissan logra 400 caballos de fuerza, mientras que el más grande 5,7 de Toyota solo alcanza los 381 hp. No obstante, siendo el Patrol más grande en todas direcciones, la relación peso potencia es comparable, logrando 6,65 kilos por caballo el primero y 6,86 kilos por caballo el FJ200. El Nissan sin embargo está más orientado a un uso urbano y
periurbano, mientras el Land Cruiser mantiene sus grandes dotes off-road ya tradicionales, por lo que el Y62 privilegia la comodidad y velocidad, mientras que el Toyota privilegia las capacidades de atravesar terrenos agrestes, sin por ello sacrificar la comodidad de la cabina aunque sí la suspensión se siente menos adepta a absorber los baches. Confirma este enfoque de Toyota la función “crawl control”, que es como un control de crucero pero que opera en terrenos no preparados.
En conclusión:
Siendo que el nuevo Patrol tiene tantos adeptos, es posible que muchos no compartan esta opinión conmigo. Pero considero que, puestos lado a lado, el Land Cruiser es más bonito (sí, ya sé, subjetivismo total), es más capaz de hacer la tarea para la que fue creado ya hace sesenta años, y es más económico, tanto en su precio de venta (que aún así no es para nada barato) como en su consumo y mantenimiento. Es más, en lo personal, si quisiera gastar 110.000 dólares en un gran auto de lujo para la ciudad y la carretera, optaría por un sedán germano antes que por un VDU japonés.
Esteban