Fisker, la compañía americana montada por un danés, comenzará – ¡en Finlandia! – a producir en masa su modelo híbrido Fisker Karma. Aunque no es el primer vehículo eléctrico de rango extendido (gracias a un motor/generador eléctrico), marca pautas en diseño y tecnología muy dignas de ser destacadas y que, tal vez, solo tal vez, indican finalmente el camino hacia el cambio definitivo hacia motores de bajas emisiones.
El diseño exterior es, por decir lo menos, de lo más sexy que se ha visto en un sedán familiar estadounidense desde la crisis de 1973. Si bien la gran máscara cromada del frontis ratifica el origen indudablemente norteamericano del carro, todo el resto del diseño exterior me parece más bien fuertemente influenciado por la escuela italiana. En cualquier caso, las líneas particularmente de los guardabarros, del techo y de las amplias ruedas son de lo más logrado estéticamente que se haya visto en la propuesta de la industria automotriz para el 2012. Y debiera ser así, considerando su precio de entre 97 mil y 115.000 dólares de los Estados Unidos, que según la prensa especializada los vale, a diferencia del precio de 41.000 dólares que cuesta, por ejemplo, el Chevrolet Volt, que vale tal vez 20.000 dólares en términos reales.
Correspondiendo, no, superando el fantástico diseño exterior, el interior del Karma es, si bien escandaloso y estrafalario, no deja de ser muy
atractivo, algo así como el físico de de Megan Fox. Condicen con la onda ecológica del auto los materiales utilizados para revestir el interior: el cuero es de producción amigable con el ambiente en una fábrica especializada de Escocia, las maderas son de leña recogida (es decir, sin derribar árboles) de los lagos de Michigan. La disposición de estos materiales es más art-nouveau que el edificio Chrysler, y en buena hora. Tal descarada exquisitez suele encontrarse solamente en vehículos dos o tres veces más caros.
Pero por supuesto, todo esto no es más que la envoltura de una máquina que si bien no va a establecer un nuevo récord en el Nürburgring, logra, a pesar de sus casi dos toneladas de peso, aceleraciones de 7,9 segundos en modo puramente eléctrico (llamado Stealth) y de 5,6 segundos al apoyarse en el generador a gasolina Ecotec (modo Sport) y así obtener el alucinante torque de 981 libras-pié. Cabe resaltar que el Ecotec no está conectado mecánicamente con el tren rodante, por lo que más que un híbrido el Karma es un auto eléctrico, así la electricidad para el rango extendido sea producida por combustión de gasolina. Dicho esto, el Karma alcanza rangos de 80 Km usando solamente sus baterías, que pueden recargarse con un enchufe en seis horas, y 400 Km con el respaldo de su generador. Agréguese a esto que un conjunto de celdas solares instaladas muy discretamente en el techo puede darle unos 50 Km extras en un día de sol. Todo el conjunto se monta sobre un sistema de suspensión rígido y que, hay consenso en la prensa especializada, le da la que probablemente sea mejor maniobrabilidad de su segmento, aunque Motor Trend tiene sentimientos encontrados respecto a la precisión de su dirección. También resulta ser consenso entre los periodistas, esta vez en el lado negativo, el hecho de que el generador a gasolina resulta ruidoso, aunque Automobile Magazine encuentra que ese ruido da un encanto adicional al carro. Dice Jason Cammisa, al respecto, que “la aceleración a fondo en modo Sport provoca un grito de nave espacial de parte de ambos motores (…) y al soltarlo te obsequia el sonido intoxicante de la válvula de escape mientras el chillido frenético del turbo cede espacio”. No sé a ustedes, pero a mi eso me suena a música.
Esteban
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