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domingo, 6 de abril de 2014

Probado: Subaru Forester 2014

 El Subaru Forester ha tenido, desde su primera introducción al mercado hace ya 16 años, una característica muy particular: tiene una enorme cantidad de virtudes, pero el ser sexy no es una de ellas. Debo confesarles, en lo personal, que eso es lo que me encanta. “Understated” es la palabra que usarían los gringos. En efecto, el Forester es mucho, mucho más de los que su apariencia indicaría.


Considérese, por ejemplo, que sus últimas dos iteraciones (2009 y 2014) han sido nombradas Deportivo Utilitario del año por la prestigiosa revista Motor Trend. En esta última versión, el premio se lo ganó frente a competidores tan fuertes como el Jeep Grand Cherokee SRT o el Land Rover Range Rover Sport. Y no fue fue porque éstos últimos tuvieran nombres demasiado largos. La influyente revista prueba los autos para este premio por seis criterios: Avance de diseño, aptitud en la función para la que se creó, relación valor/precio, excelencia en ingeniería, eficiencia y seguridad. El Subaru Forester 2014 fue el que mejor cumplió estos criterios.

La vagoneta probada por Motor Trend difiere un poco del modelo probado pro EOC, en especial por el tamaño y potencia del motor, pues la versión americana se equipa, desde el lanzamiento del modelo en 1998, con un motor de 2,5 litros, que en su última versión produce 175 HP, mientras que el resto del planeta tiene que conformarse con un más humilde motor de 2,0 litros y 150 HP. Y la diferencia se siente. Por suerte, también existe la fabulosa versión XT, con motor turboalimentado de 240 caballos de fuerza, para quien pueda pagarla.

A pesar de ser un modelo intermedio el que probamos, el nivel de equipamiento es realmente sorprendente. Aros de 17’’, aire acondicionado automático, sistema de infoentretenimiento con todo y cámara de retroceso, sistema SIdrive, controles completos al volante, buena conectividad, asientos forrados en tela Premium, volante forrado en cuero… La versión más equipada, de hecho, solamente agrega en el interior un gran techo solar (o lunar, como se llama ahora cuando el techo se abre hasta el nivel del asiento trasero), asientos de cuero, climatizador bi-zona y pedales de aluminio.

Lo que sí recibimos en común con la versión americana es la transmisión CVT opcional, con la que estaba equipado el modelo probado. La transmisión hizo las delicias de MT, no tanto las mías. Debo admitir que parto de un prejuicio: odio las transmisiones CVT, en general, y no he encontrado realmente una excepción sólida a la regla. Con ellas, cualquier motor se siente plano, lerdo, muy lineal. Dicho esto, Subaru de verdad hizo un muy buen esfuerzo por hacer una transmisión variable decente. Casi lo logra, de hecho. En condiciones de alta exigencia de fuerza, la transmisión funciona de maravilla, siempre que se activen las ayudas 
electrónicas. Seleccione la posición “L” en la palanca de cambios, y apriete el botón X-Mode que bloquea el diferencial y asegura contacto permanente de las cuatro ruedas con el suelo, y el Forester trepará las cuestas más empinadas sin quejarse. De hecho, sentirá claramente cómo, una fracción de segundo después de pisar el acelerador, la vagoneta se agarra como araña, como si se enganchara a un guinche invisible. Hacer este ejercicio me pareció enormemente divertido, y no pude evitar repetirlo un par de veces, ante la mirada atónita e incrédula de algunos buenos vecinos de Cota-cota.

En cambio, donde gana en capacidad de trepado, el Forester pierde en agilidad en el camino asfaltado. Este es probablemente el mayor punto en contra. Si usted, como yo, y como el 90% de los propietarios de vagonetas crossover, usa su vehículo para moverse en la ciudad, trasladar bolsas de mercado y viajar por carretera, elija la transmisión manual, mucho más ágil y flexible. El CVT, aunque tenga ventajas evidentes, es solamente para las personas que viven en la punta del cerro, en Las Colinas de Santa Rita o en Chicani. A menos que elija también la opción SI-Drive, y use permanentemente el modo deportivo. De otra manera, usted estará desperdiciando tres mil dólares de su dinero. Este es uno de esos raros casos en los que es preferible ir por lo básico, pagar menos, sacrificar botones y palancas, para obtener mejores resultados.

A propósito del precio, esta es la segunda gran desventaja. Aunque la relación precio/valor sigue siendo buena, comparado con sus competidores más directos, pagar más de $42.000 por un crossover de 2,0 litros y 150 HP resulta bastante salado. Pero entonces, todos los precios de los autos nuevos están así, a pesar de la baja del impuesto al consumo específico. Como dueño de dos Forester seguidos, puedo dar fe de que es dinero bien invertido.


Esteban

lunes, 7 de enero de 2013

El favorito del 2012


En Ford están pasando cosas importantes. El Kinetic Design ha alcanzado a todos sus vehículos de pasajeros, a excepción quizás del Flex. Pero lo más importante, ha llegado a su subsidiaria brasileña, ¡y con qué estilo! La vagoneta compacta EcoSport era, por varios años, si simpática, demasiado cúbica y simple. El pequeño VDU se veía y se sentía barato, desprovisto de potencia y demasiado conservador. No se malentienda, el carro era atractivo precisamente por su simpleza, lo cual permitió que alcance cifras de ventas muy interesantes en la región sudamericana.

Pero el rediseño realizado el año recién pasado ha sido, qué duda cabe, un salto cualitativo mayúsculo. Ford Brasil se atrevió a abandonar por completo las líneas exteriores del modelo original, realizadas por un dibujante que al parecer sólo tenía una regla y una escuadra para hacer su trabajo, y sustituirlas por las líneas fluidas, dinámicas y modernas  
que caracterizan la tendencia Kinetic Design de otros modelos como el Fiesta en el que se basa este pequeño todo terreno. Y el resultado no decepciona. El EcoSport se ve muy bien, pero sobre todo parece más caro de lo que es, exactamente a la inversa de su antecesor, sin por ello dejar de ser un vehículo sin complicaciones innecesarias.

Esa mejora sustancial también se ha reflejado al interior, qué duda cabe, a pesar de que no han mejorado sustancialmente los materiales utilizados, esto para mantener bajo el precio del auto (entre $US 23.900 y $US 26.500), pero su acabado y su encaje resulta mucho mejor cuidado que en el antecesor, y no ocurrirá  
demasiado pronto que las piezas empiecen a sacudirse y sonar. Algo similar ocurre debajo del capó, donde el motor 1.6 litros del modelo de entrada salta de 98 a 110 caballos de fuerza, manteniéndose el tope de gama 2.0 de 143 HP pero este último acoplado a una moderna caja manual de seis velocidades y doble tracción. Ninguno de los motores se siente débil ni requiere esfuerzos incómodos para moverse, aunque como cualquier cuatro en línea de bajo desplazamiento es necesario empujar fuerte el acelerador para lograr un manejo más divertido. Aún en esos límites, sin embargo, el ruido del motor no se siente demasiado en la cabina, lo cual es sorprendente y muy encomiable en esta categoría y, sobre todo, también es un enorme salto respecto al  
antecesor, ruidoso a altas revoluciones al punto que los acompañantes debían gritar para ser escuchados.

Pocos autos en los últimos años han logrado semejante salto cualitativo, mucho menos manteniendo un rango de precios similar al del antecesor. Por eso, y por haber obtenido 2/3 de los votos, el Ford EcoSport 2013 es nuestro Auto Favorito del Año, con lo cual damos el punta pie inicial a esta serie de 50 artículos que publicaremos semanalmente en Esteban On Cars este 2013. ¡Feliz año a todos!

Esteban

lunes, 12 de noviembre de 2012

Cuestión de Fe: El Tesla modelo S



Hace solo un par de meses, la prensa especializada en Estados Unidos fue invitada a una entrevista personal con el presidente de Tesla, Elon Musk, en ocasión del lanzamiento de su nuevo sedán 100% eléctrico. La invitación venía con una advertencia: “Dejen la chequera en casa” decía una fuente muy entendida en temas de la industria “porque le estarán haciendo firmar uno en los primeros 20 minutos de la entrevista”.

Decir que existe escepticismo respecto a Tesla y su nueva maravilla rodante es poco decir. En los círculos de la industria, algunos fabricantes son francamente hostiles con Musk y su compañía. Y se entiende el porqué. Construir un automóvil es difícil, muy difícil. Pero lo que Musk propone raya en la locura, coincidiendo con el nombre de la empresa. Habiendo empezado con la conversión de viejos Lotus para que funcionen solo con baterías, lo cual lo puso como líder y único contendiente en el nuevo segmento de los deportivos eléctricos creado por él mismo, Musk ahora se atreve a desafiar al segmento más 
concurrido del mundo automotor, el de los sedanes Premium, repitiendo la hazaña de un auto eléctrico absolutamente viable y, como veremos más adelante, muy bien logrado más allá de la motorización.

En nuestro idioma solamente se nos ocurre una palabra para definir la actitud de Tesla: huevos. Enormes. Como grilletes.

Las pruebas del Tesla S, más allá del encanto del señor Musk y sus chaperones, no generaban inicialmente enormes expectativas. A lo mucho, quedaría como un tema de charla, una anécdota interesante, incluso tal vez prometedora, en un año de enormes innovaciones, como el Subaru BRZ o el Porsche Boxter. En los hechos, el Tesla S asombró a todos, y de qué manera.

En realidad, el modelo S puede dejar comiendo polvo casi a cualquier cosa que se le enfrente. “Lo que nos conquistó fue el desempeño” publicó recientemente Jean Jennings, editor en jefe de Automobile Magazine, revista que nombró al Tesla como su Auto del Año, “la velocidad demente se va montando silenciosamente y, de golpe, sientes que te jala la piel del rostro. Nos tuvo a todos poniendo en riesgo nuestras licencias”. No es sorprendente cuando uno mira los números. La variante tope de gama Signature Performance 
produce el equivalente eléctrico a 416 caballos de fuerza, que disparan el modelo S de cero a 100 kilómetros por hora en solo 4,3 segundos. Y aún esos números – absurdos para un sedán familiar que no usa una sola gota de gasolina – no reflejan realmente la sensación que produce el nuevo rebelde de la cuadra. “En realidad, resulta alarmante apretar el acelerador y sentir cómo un auto tan grande se dispara hacia adelante tan rápido y tan silenciosamente” dice Automobile Magazine. Como suele suceder en los automóviles eléctricos, el par torsional del motor se produce casi instantáneamente. Pero a diferencia de casi todos los autos eléctricos, el torque del Tesla llega a prodigiosas 443 libraspié, dirigidas totalmente a las ruedas traseras. Y lo único que da señas de que estás usando semejante poder es el paisaje borroso, un ligero zumbido, la aguja del velocímetro y las fuerzas G apretándote el pecho. Nada que ver con el aburrido Nissan Leaf. Puesto lado a lado con un BMW M5 para un pique hasta los 160 kph, el Tesla ganó con facilidad. “Vale la pena insistir: esta cosa es degeneradamente rápida”.

No obstante el instinto profundamente gringo de comparar autos en línea recta, el pique ciertamente no es parámetro suficiente para calificar al Tesla modelo S como Auto del Año. El Roadster, que fue el primer modelo de la marca, era aún más rápido, pero nunca pasó de los anales de lo anecdótico – ese auto era más una curiosidad, algo para los coleccionistas y los cronistas de la invención – pues aparte del jale del motor eléctrico todo lo demás del Tesla de $100.000 se sentía como el Lotus de $50.000 en el que se basaba. El modelo S, en cambio, desarrollado desde cero por Tesla en su base de Freemont, California, es una experiencia holística y absolutamente novedosa.

Aunque su apariencia es bastante convencional, felizmente, la sensación de normalidad se desvanece en cuanto te acercas a la puerta y ésta se activa con el roce de la mano. Entra a la cabina por primera vez, y te encontrarás buscando el botón de ignición – no lo encontrarás, porque el auto se enciende el momento que siente tu peso sobre el 
asiento –. Solo falta poner la transmisión en “Drive” y ya estás embalado para salir flotando como una pluma. El habitáculo es amplio, moderno, espacioso e impecablemente decorado con detalles de madera y cuero. El conjunto de baterías y motor están montados atrás, por lo que el piso es completamente plano y permite tener un muy amplio y práctico espacio para almacenar cosas en la consola central. La palanca de la transmisión, desarrollada por Mercedes Benz, está montada en la columna de dirección. Muy simple, y totalmente Bauhaus.

Un gigantesco display de 17 pulgadas domina el tablero de mando e incluye en su pantalla táctil los controles para absolutamente todo lo que pueda configurarse, desde el sintonizador de radio hasta la sensibilidad del volante. Suena a desastre, algo así como las primeras versiones del iDrive de BMW, pero funciona de maravilla. Incluso puedes navegar en Internet con el aparato éste. “Revertimos muchos conceptos prejuiciosos y preguntamos ‘¿porqué tendría que ser así?’” dijo Franz von Holzhausen, jefe de diseño de Tesla. Si bien todo nuevo auto clama ser revolucionario, éste de hecho realmente se siente tal. Es un poco 
como el iPhone: no hizo nada realmente nuevo, pero lo hizo todo de una nueva manera.

Hay mucho del modelo S que tiene ese dejo innovador de Apple, desde el hecho de que Musk se refiere a él como “el Macintosh de Tesla”. Al igual que con los productos más elegantes del gigante tecnológico, hay la sensación de se ha prestado enorme atención hasta a los detalles más pequeños. Para abrir el techo panorámico, por ejemplo, el conductor busca en el display una imagen a vuelo de pájaro del auto y jala con un dedo el techo en el dibujo hasta donde quiere que se abra. ¿Porqué a nadie se le ocurrió antes? Si hoy en día arrastrar cosas con los dedos es nuestra manera de hacer todo, gracias a los smart phones. Y luego hay esa no poco polémica estrategia de venta de usar boutiques montadas por George Blankenship, inventor del Apple Store, para vender autos. Y finalmente, no hay que omitir que el mismo Musk tiene mucho parecido con el extinto Steve Jobs, tanto en su figura como en su liderazgo implacable. “Ambos son brillantes. Ambos están pensando en cosas en las que nadie más pensará por los próximos veinte años” dijo en una ocasión el propio Blankenship.

Y aún con tanta innovación, el modelo S hace muy bien el trabajo en aquello que se espera de un sedán de alta gama. La dirección está bien afinada y balanceada, lo cual se complementa perfectamente con su postura firme en las curvas cerradas y su agarre formidable, no obstante su enorme peso de 2300 kilos. La prensa especializada también delira con la habilidad de los amortiguadores para absorber aquellos baches del camino con los que torturaron a otros autos. Y en la pista, porque incluso lo probaron en la pista, simplemente era impresionante. “Toda esa velocidad, combinada con poderosos frenos, giros súper planos y dirección precisa, te dan la sensación de ser invencible” exclama Jennings. Y aunque el exterior se vea más o menos convencional, su coeficiente de resistencia aerodinámica es de apenas 0,24, mejor que cualquier Toyota Prius o Chevrolet Volt, sin necesidad de apelar al desgarbado diseño “futurista”. De hecho, lo único que puede resultar torpe en el diseño del S es la tercera fila de asientos, por suerte opcional, que mira hacia atrás – aparentemente una excentricidad del señor Musk que insistió en ello para poder llevar a sus hijos en esa posición.

No obstante ese pequeño y excusable exabrupto, el profesionalismo de Tesla es notable, pues a pesar de su innegable tufo a Silicon Valley la compañía emplea a mucha gente que sabe muchísimo de autos. La lista empieza con el ya mentado Von Holzhausen, creador del Pontiac Solstice y el Mazda3, y pasa por el responsable del programa Ford GT, Huibert Mees, que desarrolló el chasís del modelo S. Todo esto bajo la filosofía de Elon Musk de “acelerar el advenimiento del carro eléctrico”, según sus propias palabras. Si el motor eléctrico no es lo que define al auto, es al final del día lo que cierra con broche de oro un sedán brillantemente ejecutado, pero sobre todo es lo que va a cambiar el juego en el futuro cercano. Su rango certificado de 424 kilómetros le da la ventaja absoluta. ¿Quieres hacer un viajecito con la familia por el fin de semana? Ningún problema. ¿Quieres realizar un viaje más largo? Solo para por una hora en cualquiera de las estaciones de recarga que Tesla tiene repartidos en Estados Unidos, y la distancia de viaje se duplica. Y olvídate de las preocupaciones comunes de los anteriores autos eléctricos. Los recados relámpago en el supermercado no son problema alguno. Tampoco lo son los atascamientos o la conducción agresiva.

Cierto, estos privilegios son por ahora exclusivos de los Estados Unidos de Norteamérica, y tardarán bastante en alcanzar otros mercados. Y aún en el país del automóvil, el Tesla no es barato. Con la batería de 85 kilowatts, el precio base es de $78,750 (aunque permite un crédito fiscal adicional de $7500 por los estímulos a la energía limpia). Se ofrecen versiones menos caras, con menor rango por usar baterías más pequeñas, que van de $58,570 por el modelo de 260 kilómetros. Dicho de otra manera, el modelo de 85-kWh más barato ofrece tres veces el rango del Nissan Leaf por poco más del doble del precio. Pero quizás la comparación más justa sea ésta: como ningún auto eléctrico que lo haya precedido, el Tesla S se siente y maneja igual o mejor que cualquier sedán a gasolina del mismo precio. “Aún hay gran novedad en manejar un auto eléctrico” dice Automobile Magazine “pero con el modelo S, esa ya no es la única razón para hacerlo”.

Pero no faltan los problemas. El ritmo de producción del S es lento, y solamente se han vendido unas pocas centenas 
del auto en Estados Unidos, a pesar que ya unos 13.000 compradores han pagado el pie de $5.000 para reservar un ejemplar. El propio Musk admite que el camino de Tesla hacia la viabilidad aún está lejos de completarse. “Han fracasado empresas automovilísticas nacientes en el pasado. El desafío es lograr la producción para cubrir la demanda. Entonces seremos una verdadera empresa automovilística”, dijo.

No hay manera de asegurar que ello ocurra. No con la furiosa competencia que hay en ese sector. Pero el modelo S es una muestra de a dónde la innovación, el pensar fuera de lo tradicional y algo de estímulo de parte del gobierno pueden llegar. La premiación de Automobile Magazine al Tesla modelo S como auto del año es, ante todo, una cuestión de fe.

Esteban

martes, 21 de diciembre de 2010

And the winner is...

Con una votación de 25%, esto es, muy repartida, el Auto del Año 2011 de este humilde blog es el Subaru Impreza WRX STi sedán. Y ojo que no tuve nada que ver con el resultado, a pesar de tener alguna parcialidad por la marca de las seis estrellas.

Quizás fue por el equilibrio entre gran apariencia, alucinante performance y precio relativamente accesible. Después de todo, no hay muchos autos en esta lista que empaquen 305 hp en una carrocería de a penas 1300 kilos y que cuesten menos de 40.000 dólares.

Lo mejor de este auto fue, sin embargo, que su fabricante escuchó el clamor de su público. Desde el cambio de carrocería del Impreza en 2007 (para el modelo 2008), la versión tope de gama desarrollada por Subaru Técnica Internacional (STi) sólo se ofrecía en versión hatchback – y antes todas las versiones anteriores solo venían en sedán. Para el año que viene, finalmente el comprador podrá escoger qué cuerpo le gusta.

Personalmente, tengo una especie de fetiche con la combinación entre la gran ala trasera y la gran toma de aire del turbo, por lo que agradezco sin duda la nueva carrocería, a la vez nostálgica e innovadora, pero creo que lo mejor del STi ha estado siempre, y lo sigue estando, en las sensaciones que sólo pueden sentirse tras el volante. Y Subaru aclara que éste es el STi más rápido hasta el momento…

Ahora, hay que admitir que este auto, aunque lo suficientemente práctico y espacioso para uso diario, no es para todo el mundo. Hay demasiada testosterona acá, y aunque por supuesto que lo manejan también mujeres, es de los pocos autos que hoy en día pueden afirmarse son para machotes de pelo en pecho. No me cabe duda alguna que los diseñadores tuvieron esto en cuenta, pues su inteligencia de mercado les dio como resultado que el conductor tipo de este carrazo es hombre, de entre 28 y 40 años, soltero y sin hijos, aficionado a las emociones fuertes y autoempleado o de profesión liberal. Y por lo mismo los que somos padres de familia vemos en el STi el sueño de nuestra juventud e independencia perdidas, arrancándonos una sonrisa, quizás la tentación de sentir su tremendo poder, y una sacudida de cabeza una vez que volvemos a la realidad y nos damos cuenta que nuestras esposas jamás nos dejarían comprar uno.

Y bueno, no por nada es el auto de la portada en estebanoncars.

Esteban

martes, 9 de noviembre de 2010

Porsche Cayenne S 2011: Motor Trend SUV of the Year

La prestigiosa revista Motor Trend ha anunciado que la versión 2011 de su premio anual al vehículo deportivo utilitario del año se va para el lujoso Porsche Cayenne. Habiendo sido medido y comparado con otros 20 concursantes (las reglas del premio establecen que participan todos los modelos nuevos del año siguiente, por lo que no se incluyen ajustes de diseño ni actualizaciones), el Porsche fue elegido primero y antes que nada por su gran maniobrabilidad y la diversión al manejar que corresponde a un auto de la marca, así tenga el cuerpo grande y pesado característico de los VDUs.
La versión elegida, representada simplemente por la letra “S”, trae bajo el capó un poderoso motor V8, acoplado a una caja secuencial de nada más y nada menos que ocho velocidades, que genera 400 HP a 6.500 rpm y masivas 369 libraspié a 3.500 rpm.
Pero lo sorprendente no se halla aquí. Tampoco en los detalles en madera y metales pulidos, el cuero cosido a mano de los asientos o la pantalla multipropósito de 4.2 pulgadas al centro de la consola. Tampoco ha sido el despeje al suelo, el sistema de control de tracción, el recorrido de la suspensión o el consumo razonable para un vehículo de su tamaño. Todas estas amenidades estaban presentes en al menos uno de los demás concursantes.
No, lo sorprendente fue, según señala Motor Trend, su tremenda agilidad en los caminos sinuosos. Su capacidad de aguantar fuerzas laterales de hasta 0.91 G (sólo superados por los 0.95 G de la versión Turbo) sin voltearse ni sobrevirar, y de recorrer la pista en forma de ocho que usa la revista para comparar los modelos en tiempos a penas inferiores a los de un auto deportivo (24,8 segundos, comparados a los 23,7 segundos que le toma el circuito al Corvette Z06, por ejemplo). ¡Nada mal para una vagoneta de dos toneladas y pico!
Vale la pena apuntar para cerrar esta nota que el Porsche Cayenne, ya sea importando nuevo por Nosiglia o comprado a medio uso en el mercado gris ha tenido muy buena recepción en Bolivia, siendo casi el único vehículo de la marca (con dos o tres ejemplares del 924/928 de hace veinticinco años) que se usa en nuestro medio como carro de uso diario – los demás pocos ejemplares son por lo general vehículos de coleccionistas – a pesar de su precio base de 85.000 dólares.
Siendo que los hermanos, el Volkswagen Touareg y el Porsche Cayenne, y pronto también el entenado Audi Q7, están siendo introducidos como rediseño para el año 2011, creo que vale la pena preparar una comparación de los tres en una próxima emisión.
Esteban

sábado, 22 de mayo de 2010

Van dos premios seguidos

Motor Trend, la revista de automovilismo más prestigiosa de Estados Unidos, ha otorgado al Subaru Outback 2010 el premio al mejor vehículo deportivo utilitario (VDU) del año (el año automovilístico comienza meses antes del inicio del año calendario). Con esto, Subaru se convierte en la primera marca en la historia de la revista que se adjudica el mismo premio por dos años consecutivos (el Subaru Forester 2009 ganó el año pasado).

Esperemos verlo pronto por las calles bolivianas, aunque si la referencia es el Forester 2009, deberemos esperar por lo menos hasta agosto del próximo año – si es que hay una importación formal, pues los dos representantes actuales de la marca en La Paz se han concentrado en los dos modelos más compactos.

Esteban
 
(Escrito el 18/10/2009)

Chitika