En 1957, es decir, dos
años antes de que el legendario Alec Issigonis creara el célebre Mini, en
Italia se lanzaba uno de los más bonitos, prácticos e icónicos autos urbanos de
la era, el Fiat 500, producido por 18 años casi sin modificaciones. Con apenas
3 metros de largo, un motor de 479 cc enfriado por aire y montado en la parte
trasera al estilo Volkswagen y a penas 13 (¡sí, trece!) caballos de fuerza, el
auto rápidamente se convirtió en la elección obvia para una creciente clase
media italiana durante la era de los “treinta años gloriosos”.
Pero su mérito más allá
del ícono cultural era aún más grande. La versión deportiva desarrollada por
Abarth creó una categoría propia en el mundo del automovilismo, categoría por
cierto que sigue existiendo en Argentina más de cincuenta años después. También
hubo una legendaria travesía en 1958 entre Lieja y Brescia en la que el 500
ocupó los puestos 1, 2, 4, 6, 7, 9 y 13 de los 29 autos que participaron en la
carrera. De esos 29, solo 13 acabaron la carrera, pero de los siete 500
inscritos todos terminaron, dando fe de la extraordinaria confiabilidad del
pequeñín. También en 2005, un 500 enlazó Bari con Beijing, y en 2007,
celebrando los 50 años del modelo, los esposos Lang y Bev Kidby, australianos
ellos, dieron la vuela al mundo manejando (claro, excepto para cruzar los océanos)
un 500 por 32.000 kilómetros.
Y, justamente a propósito
del cincuentenario del autito urbano, el mismo 2007 Fiat lanzó, siguiendo la
moda de la época pero con enorme criterio comercial, cosa que no ha ocurrido en
todo los casos, un nuevo diseño, retro pero moderno, del 500. Como su más directo
competidor, el MINI Cooper moderno, el 500 fue un éxito inmediato en Europa.
Pero el éxito mundial vendría un par de añitos después, cuando en 2008-2009
estalló la crisis financiera en Estados Unidos, Fiat aprovechó, con el estilo
agresivo que caracteriza a la familia Agnelli, para adquirir un paquete de
acciones de la Chrysler que les dio control sobre la tercera firma
automovilística más grande de Estados Unidos. Ello abrió las puertas para el
retorno de Fiat a ese mercado después de varios años de ausencia, y los Agnelli
necesitaban introducir un modelo que no compitiera contra las recién adquiridas
marcas Chrysler, Dodge y Jeep. El nuevo 500 era perfecto para hacerlo, y mucho
más cuando obtuvo un respaldo publicitario muy fuerte de nada más y nada menos
que doña Jennifer López.
Cuatro años después, nada
menos, el simpático chiquitín italiano hace acto de presencia en Bolivia,
aunque limitado al mercado cruceño, cubierto por Carrera Motors (en La Paz Fiat
está representada por Csapek). Carrera ofrece solo dos variantes del 500, el
Cult y el Cabrio. Tanto adentro como afuera ambos tienen un inconfundible
estilo italiano. El 500 da la bienvenida a su conductor con una cabina alegre, amplia,
colorida y funcional, con paneles metálicos del color de la carrocería. Los
instrumentos se ubican en un sistema concéntrico que nunca vi antes: el
velocímetro se ubica en el círculo exterior y el tacómetro en el interno.
Aunque divertido y original, la verdad no es fácil la lectura de los
instrumentos con esta disposición.
Una vez acomodado uno en
el asiento del conductor, el 500 no parece tan chico como es. Los asientos
delanteros son más que suficientemente espaciosos, la visibilidad es
extraordinaria y ayudan mucho los espejos bifocales que eliminan los puntos
ciegos – una cuestión de vida o muerte en un auto tan pequeño. Los asientos
traseros son minúsculos, y las personas más altas deberán no sólo recoger sus
rodillas sino incluso agachar un poco la cabeza. En cambio, al doblar los
asientos traseros se puede obtener casi 550 litros de espacio de almacenaje,
impresionante para semejante pequeñín.
Pero la enorme
italianidad del auto no se acaba ahí. Aunque su motor es tan minúsculo como su
cuerpo, el 500 se siente rápido y muy divertido de manejar. La suspensión es
firme pero no incómoda, el motor se siente sólido y competente, y el
aislamiento es adecuado. Si bien 85 HP no es mucho, la relación peso potencia
es de muy decentes 12,7 kilogramos por caballo, y el torque es de 121,6 N·m
(Casi 90 lb-ft). Carrera Motors anuncia en su folleto que traerá la versión
Sport, equipada con un motor Multi-Air de 105 HP y 133,4 N·m de torque, con una
relación peso potencia de 10,7 kilogramos por caballo, lo cual nos da la
esperanza de que el 500 pueda llegar eventualmente a las empinadas calles de La
Paz.
Por supuesto, con un
motor de este tipo vienen dos grandes alegrías. La primera, es que el 1,4
litros revoluciona como condenado, con lo cual los cuatro cilindros en línea
chillan, hierven y se sacuden junto antes de hacer el cambio al límite de la
línea roja del tacómetro, cuando uno realmente lo empuja. Y la segunda, es que
su rendimiento es casi de auto híbrido, con consumos de 12,7 km/l en ciudad y 16,1
km/l en carretera.
La pregunta ahora es si
el 500 será aceptado en el mercado boliviano. Nuestra apuesta es que sí, dado
que cuesta mucho menos que un MINI, pero deberá contender con algunos
pequeñines japoneses muy competitivos tales como el Hyundai i10 o el Suzuki
Celerio, capaces y baratos, pero ni la mitad de bonitos e icónicos que el
italiano. Y no salen en los videos de J-Lo.
Esteban
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