Nuestro
amigo Ignacio Monje, Gerente Regional de Christian Automotors, tuvo la
amabilidad de aceptar nuestro requerimiento de hacer un test-drive de la
totalmente nueva Ford EcoSport 2013, que se ofrece en versiones SE, Freestyle y
Titanium, todas con motor 1,6 litros de 116 HP y tracción delantera. La versión
4x4 con motor de 2,0 litros llegará a nuestro mercado el próximo invierno.
Exterior
Lo primero
que impacta de la nueva EcoSport, ya lo habíamos dicho antes, es su futurista
aspecto exterior, totalmente centrado en el “Kinetic Design” que Ford quiere
llevar a toda su gama a nivel global. La línea de hombros es muy alta, y las
curvas y esquinas abundan tanto por dentro como por fuera. Una enorme parrilla
ubicada debajo de la línea de los faros delanteros le da un aspecto único, que
combina muy bien con los guardabarros salientes. Los aros de acero de 15’’ del
modelo básico no se ven pequeños, aunque los aros de aleación de 16’’ de los
modelos intermedio y tope de gama son por supuesto
más llamativos. Sin embargo,
el diseño precede, y por mucho, a la función, haciendo del EcoSport un auto
pequeño por dentro, tanto que Ford Brasil debe recurrir a colgar la rueda de
auxilio del portón trasero, algo que no agrada a muchos, tanto por lo poco
práctico de esta solución como por el peligro latente de que sea robada.
Interior
Hay que
considerar, antes que nada, que este VDU compacto está destinado a un segmento
de entrada, con precios muy razonables ($23.900 para el SE, $24.900 para el
Freestyle y $26.500 para el Titanium), por lo cual no es posible exigir que el
acabado del tablero sea de otro material que no sea el plástico duro. No
obstante, la forma fluída y dinámica como se forma este tablero compensa el
desagradable materia, y existen insertos de tela acolchada en la parte interior
de las puertas que le dan un toque de distinción muy bienvenido, aunque el
dueño habrá de tener el cuidado de no ensuciarlos. Los instrumentos están
ubicados de manera compacta pero visible, y la única crítica que tendríamos a
los controles de la
consola central sería el muy pequeño botón de las balizas o
luz de parqueo. El asiento del conductor es razonablemente cómodo, pero los
asientos traseros no se recomiendan para personas muy altas o muy anchas a no ser en trayectos muy cortos. Después de todo, el EcoSport se construye sobre la
plataforma del popular city-car Fiesta, así que no está pensado para grandes
aventuras familiares, sino más bien para un público joven y dinámico.
Manejo
El Ford
EcoSport se siente sólido y bien construido, cosa que no siempre ocurre en
vehículos de este segmento. Los acabados, si bien no son lujosos, no tienen
ruidos extraños y la insonorización es muy razonable, lo cual ayuda al buen
sistema de sonido de fábrica con entrada Bluetooth, puerto USB y controles al
volante a hacer su trabajo. El modelo de base tiene solo cuatro altoparlantes,
mientras los modelos más caros tienen seis. El viaje es cómodo para un auto de
su tamaño y peso, y no sentimos rebotes ni pérdidas de aplomo aún en caminos
bastante
accidentados. Para costar alrededor de veinticinco mil dólares, el
EcoSport parece ser bastante tolerante al abuso. En nuestra prueba de arranque
en acenso sobre empedrado, vital para un auto que vaya a circular en La Paz, la
tracción delantera patinó un par de segundos, pero el diferencial rápidamente
compensó el patinado y le dio el agarre suficiente para superar el obstáculo, sin
demasiada queja. El auto se siente seguro de sí mismo en las curvas, pero debe
anotarse que el cortísimo recorrido de los pedales provoca que el auto reaccione
abruptamente en maniobras bruscas. No ayuda mucho el relativamente alto centro
de gravedad. Estos problemas, sin embargo, solo son notables en condiciones de
manejo extremas, como las pruebas a las que sometimos al pequeño VDU, y son
completamente irrelevantes en la conducción cotidiana. La gran ventaja del
EcoSport, sin embargo, es lo divertido que es manejarlo. Es un auto sumamente
sencillo y predecible en sus reacciones, muy orgánico en el feedback, sin que
por ello se vuelva incómodo o trabajoso, y sobre todo, su motor es un típico
cuatro cilindros de 1,6 litros: Para realmente gozarlo, hay que revolucionarlo
hasta que salgan pistones
disparados por el capó y recién realizar el cambio. A
pesar del abuso, el motor no se queja ni gruñe, sino que se siente sólido y
dispuesto, con niveles de ruido muy aceptables. En realidad, el único ruido
molesto puede ser el de los neumáticos Pirelli Scorpion, que agregan agarre en
malos terrenos pero son duros y ruidosos en asfalto ya desde los 50 kilómetros
por hora.
El peso
liviano del vehículo no tiene consecuencias negativas en la estabilidad, y en
cambio ayuda mucho a la economía de combustible (la computadora de a bordo nos
dio un promedio de 15 kpl, muy encomiable) y a obtener distancias de frenado
muy cortas. Este es, en definitiva, un vehículo muy recomendable para un
público joven, diríamos incluso para un primer auto, tanto por su diseño, como
por su conducción y su seguridad. No es demasiado versátil, sin embargo, lo
cual limita su atractivo para personas más maduras o para familias con hijos ya
no tan pequeños.
Dada la
poca diferencia en el precio, recomendamos, en todo caso, que si opta por el
EcoSport busque los modelos más equipados, porque, luego de la diversión, la
segunda ventaja de este auto es su gran relación precio-calidad, especialmente
en el modelo tope de gama, que a penas implica una diferencia de 10% en el
precio final respecto al modelo SE.
Esteban
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