La división RS de Audi ha sido infiltrada por veganos. O al
menos esa fue la primera reacción que tuvimos al revisar las especificaciones
técnicas del nuevo RS6 Avant.
Menos cilindros.
Menos caballos de
fuerza. Mejor
eficiencia. Menos
dióxido de carbono y más kilómetros por litro. Con apagado automático y
desactivación de cilindros equipados de serie, casi daría la impresión de que
el RS6 se pasa el día buscando maneras de apagarse solo. Pero mirando bien… Menos peso. Más torsión. Mayor velocidad. Vectorado de par torsional.
Control electrónico de
estabilidad que puede desconectarse por completo. Y un pequeño ejército de
artillería le pone la banda sonora al doble escape deportivo. Además de la
capacidad de llevarte de un punto a otro desgarrando la atmósfera. A-já. Parece
que los lunáticos del departamento RS están vivitos y coleando, solamente que
aprendieron a barnizar su locura con una capa de responsabilidad ambiental.
Así que ahí tenemos al Nuevo RS6 Avant, y la receta sigue
siendo más o menos la misma que antes. Una versión del A6 Avant con un gran
motor, tracción integral y transmisión robotizada. Pero la realización es
diferente. Más, eh, despierta. Un motor V8 de 4,0 litros
en lugar de un V10 de 5,0 litros. Mejor balance. Un despliegue más inteligente de los recursos
disponibles. Ahora, el V10 biturbo de la generación anterior era un fabuloso
tren expreso para destrozar Das Autobahn,
pero tendía hacia lo tedioso al tomar una curva (requería condiciones extremas
para realmente mostrar de lo que era capaz), y tanquearlo se sentía como vaciar
baldes de gasolina Premium en una boca de tormenta. Por lo que esta nueva
versión procura resolver algunos de estos problemas.
En primer término, siguiendo la lógica de la correlación inversa entre el peso y la potencia, lo que se obtiene acá es un auto que se conduce con mejor
fluidez y obtiene más velocidad por menos esfuerzo, lo que significa que el
dueño ocupa menos tiempo prendiéndole fuego a su salario mensual en una linda
fogata con forma de motor. En ese entendido, el nuevo RS6 obtiene grandes
cantidades de aluminio en su estructura – alrededor de 20% - incluyendo los
paneles de los guardabarros delanteros, las puertas, el capó y el portón del
maletero. Y esas son solo las piezas visibles. Por dentro, el montante
transversal de la suspensión, en el piso del maletero, es de aleación ligera, al
igual que las piezas de fundición para las cúpulas de los puntales delanteros y
los travesaños detrás de los parachoques delantero y trasero. El resto de la
estructura es del buen viejo acero extraduro, con algunos materiales exóticos
arrojados a la mezcla – el timón está hecho de magnesio, por ejemplo – y cada
componente ha sido ajustado para lograr que el algo obeso guajín se
convierta en algo más esbelto. Nos gusta particularmente cómo el cableado
eléctrico tiene la menor sección transversal posible, y cómo los materiales
acústicos han sido seleccionados específicamente por su peso ligero. Nos gusta
cuando los ingenieros son increíblemente obsesivo-compulsivos.
No es ningún peso pluma, pero el resultado es un ahorro de
unos 100 kg en el peso en orden de marcha, en un auto más equipado y que cumple
con las nuevas regulaciones europeas de seguridad y protección al peatón, lo
cual es bueno. Así que tiene dos cilindros menos y 28 caballos de fuerza menos
que su antecesor, pero también tiene 50 Nm más de par torsional,
que con su peso más ligero lo hace más rápido que la anterior versión tanto en
aceleración, 3,9 segundos para llegar a los 100 kph, como en su mayor velocidad
máxima, limitada electrónicamente a 300 kilómetros por hora, como si alguien en
la vida real pudiera llegar alguna vez a ese tope. Y eso que hay rumores de que
sin el limitador el RS6 llegaría a una velocidad máxima de 326 kilómetros por
hora, pero eso requeriría una juego de neumáticos inflados más allá de lo
tolerable, y los 300 kph parecen un número razonable para la mayoría de los
compradores. Encontramos ese último argumento difícil de discutir.
Por supuesto, una mayor ligereza es algo bueno para la
eficiencia de consumo, y el nuevo RS6 es en buena medida más frugal que el
anterior modelo – hasta en un 30%. Parte del mérito lo tiene el aire acondicionado
inteligente, pero sobre todo hay que agradecer al sistema de desactivación se cilindros
(COD por sus siglas en inglés), que ya habíamos visto aplicado a varios autos
anteriores. El sistema simplemente desactiva la mitad de los cilindros del
motor cuando éste requiere poco esfuerzo. En el caso del RS6, si se está
conduciendo a menos de 3500 rpm con carga constante, el auto desactiva los
cilindros 2, 3, 5 y 8. Hacerlo normalmente reduce el consumo de combustible en
cinco por ciento en ciclo normal, y hasta 12% a una velocidad constante de 100
kilómetros por hora, en un viaje por carretera por ejemplo. Esto no es poca
cosa, especialmente considerando que un V8 biturbo no acostumbra ser modesto si
uno decide pisarlo a fondo. Y, lo más importante, todo esto ocurre sin que uno
lo note. De hecho, el sistema solo se hace evidente si uno se fija en la
lucecita del tablero. Ni bien se incrementa la carga, los ocho cilindros se
aprestan para la acción.
Resulta divertido que el RS6 usa arneses activos para
cancelar la vibración provocada por el funcionamiento como un motor V4. Hay un
montón de explicaciones rimbombantes para el efecto, incluyendo algo referido a
que la ignición ocurre solo cada 180 grados de ángulo del cigüeñal, produciendo
mayores oscilaciones por rotación. Esto se traduce, en buen cristiano, en un
motor cada vez más tambaleante cuando los cuatro cilindros se desactivan.
Cuando eso ocurre, el RS6 usa “actuadores helicoidales de oscilación
electromagnéticas que inducen la fase de compensación de oscilaciones contrapuestas”
para cancelar la vibración. ¿Qué? Una vez tamizado este pequeño trabalenguas
ingenieril, resulta que esto significa simplemente que los soportes del motor
vibran en sentido contrario a las vibraciones del motor, lo que mantiene todo
corriendo suavemente.
Por supuesto, el V8 de 4,0 litros no es exactamente una novedad,
ya lo vimos antes en los notorios S6, S7 y S8, así como está presente también en los próximos a
lanzarse RS7 y Bentley Continental V8. Y qué buen motor
que es. Un par de
turbos se posan a las orillas de la “V” como un par de caracoles dormidos. Hay
un enfriador de aire y agua alojado a su lado, en una disposición que reduce la
tubería necesaria a un mínimo, lo que equivale a menor rezago antes de que los turbos comiencen a engordar
el par torsional. Y son un buen par de tornados domesticados, ambos turbos,
absolutamente dedicados a meter cuanto aire les sea posible al octeto de
cilindros.
Aquí es donde el RS6 se vuelve interesante, porque la manera
como se genera el torque en este auto explica la necesidad de su existencia y
hace que el Audi sea probablemente el mejor superauto utilizable en
el mundo real. Ya desde las 1750 rpm, el RS6 resuena con 700, sí, setecientos,
Newtons por metro de par torsional, que está en las ligas de los grandes
turbodiésel. Sí, bueno, una vagoneta con motor de tractor. Un momento, la buena
noticia es que ese torque máximo se mantiene constante mientras los caballos se
van sumando hasta los 552 HP a 6600 rpm, régimen en el que la mayoría de los
diesel pierden todo su impulso.
Este desempeño no es lo que uno llamaría “ambiguo”. Un arranque
desde cero producirá un corto chirrido de las ruedas traseras mientras pierden
su tracción momentáneamente debido a la distribución del torque en 60% atrás y
40% adelante, como está afinada en fábrica. Pero, una vez que el diferencial
electrónico comprenda lo que estás haciendo, enviará entre 70 y 85% del torque
al eje trasero, recuperando en fracción de segundos el agarre y lanzando el
cohete hasta los 100 tan rápido que el conductor más pintado hará un indigno
gesto de una mezcla de sorpresa y pánico. Y todo esto sin necesidad de un
control asistido de lanzamiento: simplemente pise el freno con el pie
izquierdo, revolucione con el derecho, suelte el primero a la vez que pisa a
fondo el segundo, y agárrese como pueda.
Mientras sube, o baja, velocidades, la transmisión
automática no tiene ni picos ni valles, lo cual puede sonar algo aburrido,
hasta que uno saborea esa mezcla de 30% concentración, 30% emoción y 40% de terror
que produce conducirlo. Entonces, uno agradece poder olvidar por completo la
existencia de una caja de velocidades. Aún en caminos rurales, el RS6 es un
bólido, y la rapidez con la que se inyecta en el paisaje significa que el
trayecto entre aquí y allá es una experiencia intensa. El pisar a fondo el
acelerador invoca el sonido de el equivalente a un mes de bocanadas de aire
destruido en segundos a nivel molecular por esos dos enormes turbos. Cuando el
flap del escape se abre con un audible golpe a poco de llegar a las 3000 rpm,
el auto suena como un trombón explotando. En el buen sentido. Es gloriosamente
adictivo, más si se equipa con el escape deportivo opcional, que debería
montarse a todo RS6 por ley. Nunca afloja, suena increíble y vale cada centavo
que piden por él.
La transmission es, increíblemente, la misma ZF de ocho
velocidades del A6 estándar, simplemente mejor afinada para que las primeras
seis velocidades sean para juigar, y las restantes dos para viajar
relajadamente por las largas rectas. Es simplemente perfecta. El hecho de que
tenga un conversor de torsión en lugar de un doble disco de embrague permite
eliminar las hesitaciones en el arranque y el manejo en tráfico que
caracterizan a éste, haciendo del RS6 un auto relajado en el que viajar en
crucero es un placer, no obstante pierda uno o dos microsegundos respecto a las
transmisiones DSG de los superautos más caros del mundo.
Pero lo mejor de todo es que ahora el RS6 se conduce como
corresponde en un auto de 500 caballos. El bloque es corto – apenas 497 mm –
comparado con el V10 de su antecesor, y algunas soluciones inteligentes a
la
ubicación de sus componentes significan que el nuevo RS6 tiene un mucho mejor
balance de peso. Y se nota. Es un poco más pesado en el frente, pero con los
diferenciales activos y ajustes generales, este es un gran station-wagon que
resulta decentemente divertido de manejar – incluso ronceará un poco, dado un
espacio más amplio y un conductor más osado.
Y todo lo dicho sin siquiera mencionar el aspecto exterior,
que usted podrá juzgar por sí mismo en base a las fotografías adjuntas. Nos
gusta el look A6 con esteroides. Arcos abombados, nariz sobresaliente, spoiler
trasero, aros de 20 pulgadas con opción a pedir de 21’’. Se ve malvado,
especialmente con pintura mate y ruedas negras como el del vídeo. Ya no es el lobo disfrazado de
oveja de la anterior generación, pero tampoco ha perdido la cordura y la
elegancia. De hecho, incluso con aros 21’’ el viaje es aceptablemente cómodo –
en modo Comfort. Ponga el modo Dynamic, y no necesitará sonarse la nariz por
dos días, así que mejor deje ese modo para la pista de carreras. En suma, el
RS6 es el auto más divertido y excitante que hace Audi, y eso es incluyendo el
R8, especialmente considerando que su propia existencia se debe a pura excentricidad voluntariosa. Tal vez no sea perfecto, y realmente nos gustaría probarlo en los
difíciles caminos latinoamericanos, cosa que no ocurrirá por lo pronto, pero en
EOC esta vagoneta nos gusta. Mucho.
Esteban
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