Debo admitir que nunca me gustaron mucho los Renault, en particular su diseño, demasiado frecuentemente malogrado especialmente en el cuarto trasero. Ni siquiera da para hablar del “carácter francés”, que se refleja muy claramente en los Citroën y Peugeot, haciéndolos autos únicos y aún así atractivos (Siempre tengo en mente el DS de los 60, posiblemente uno de los diseños a la vez más extraños y más bellos de la historia automotor). Quizás por eso, entre otras razones más terrenas como la reducción de costos de desarrollo y atacar específicamente al mercado latinoamericano, ya no veremos más en las distribuidores ni al Clio ni al Mégane. Y eso que, aunque el diseño no era muy sexy, eran autos ciertamente muy capaces y con mucha tecnología.
En efecto, de un tiempo a esta parte son cuatro los modelos de Renault que se ofrecen en el mercado local: el Symbol, el Logan y el Sandero, más el crossover Koleos, todos modelos desarrollados en las oficinas de Renault en Rumania, Brasil y Corea.
Con esta estrategia, Renault se mueve a atender mejor al mercado europeo, tornándose una marca demasiado cara para Latinoamérica, y en sus mercados de exportación se concentra más en un segmento de entrada, con precios bajos pero también consecuentemente modelos más simples y con acabados y complementos de menor calidad.
No es esta la única marca que ha abierto la posibilidad de desarrollar modelos específicos para los mercados emergentes, Ford y Volkwagen lo están haciendo hace años. Sin embargo, es la única marca hasta donde sé que ha cesado absolutamente toda importación en estas latitudes de los modelos construidos en su país de origen, pues las otras ofrecen normalmente un mix de modelos específicos y algunos, generalmente los más costosos, desarrollados en casa.
Ahora bien, es cierto que nadie va a escribir largos elogios de ninguno de estos modelos, por su modestia y bajo costo, y recuerdo muy bien la larga serie de bromas del programa británico Top Gear sobre la versión rumana de estos autos (que llevan la marca Dacia, no Renault). No creo que ningún adolescente cuelgue posters del Logan en su habitación, ni imagino eventos deportivos en los que participen. Pero hay que admitirlo, para el mercado al que apuntan resultan una alternativa muy interesante, y ciertamente aún con el aspecto barato del interior y su nada extraordinario look exterior, se ven mejor que la aberración visual que era, por ejemplo, el Clio sedán. Hay que considerar finalmente que su competencia directa (VW, Ford, Chevrolet y FIAT) ha estado en el mercado latinoamericano por mucho más tiempo, así que no va a ser una batalla fácil, y eso me lleva a pensar que debería existir una clara tendencia a la mejora el los próximos años.
Esteban
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