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lunes, 30 de mayo de 2011

Prueba de manejo: Subaru Tribeca 3.6R Touring 2011

La casa Inbustrade tuvo la gentileza de invitarme a la presentación del Tribeca 3.6R Touring 2011 el jueves pasado, y permitirme el sábado siguiente probarlo y realizar una sesión de fotos para este Blog, lo cual constituye la primera de lo que espero sea una larga serie de reportes de manejo de modelos nuevos (o al menos nuevos en el mercado paceño).

El Subaru B9 Tribeca hizo su aparición mundial el año 2006, con un diseño bastante polémico (tipo ámalo u ódialo, con más tendencia hacia lo segundo en el público general, aunque personalmente a mí me pareció genial la aproximación tomada por su diseñador), convirtiéndose en el primer crossover de tres filas de asientos de la marca, además de su modelo de más alta gama y por tanto el más caro.

Además de su extraña forma exterior, el B9 Tribeca se equipó con el primer motor H6 de Subaru desde el famoso XT de los años 80, con sus 3.0 litros de cilindrada, cuyo torque de 216 libraspié era a penas suficiente para mover sus casi dos toneladas de peso. Por ello, solo dos años después de su lanzamiento, en lo que debía ser una simple revisión, se hicieron cambios importantes al modelo, dotándolo de una fascia
frontal bastante más convencional y de un nuevo motor de 3,6 litros que disparaba el par torsional a 247 libraspié, subiendo su potencia en solo 2,4% de tal suerte que no se afecte el consumo de combustible. Finalmente, se descartó el prefijo B9 del nombre, quedándose sólo con el nombre Subaru Tribeca

Si bien llegaron algunos B9 de mercado gris a Bolivia, la segunda generación no hizo su aparición por estos lares sino hasta la semana pasada, cuando la división automotriz de Inbustrade bajo el mando de mi amigo Humberto Viscarra lo presentó al público.


Si bien es mucho más convencional que su antecesor, llama la atención a primera vista el cuerpo abultado del Tribeca, y su parecido – justamente causado por el aspecto más convencional – a algunos modelos de su competencia. No obstante, cuando uno mira más de cerca al crossover, nota algunos detalles de diseño que lo hacen atractivo y denotan su carácter Premium. Los stops elevados, por ejemplo, justo a la altura de la línea de los hombros, muy pronunciada por cierto, le dan un aspecto deportivo, muy bien complementado con el doble tubo de escape terminado con cromo. Adelante, la gran máscara del radiador, también cromada, delata que se trata de un vehículo norteamericano, no japonés (en efecto, el Tribeca se fabrica exclusivamente en la planta de Indiana), y junto a lo angular de los faros le da una postura amenazante, como se debe en este tipo de vehículo. Hablando de lo angular, me resulta particularmente atractivo que la silueta redondeada, o abombada si se prefiere, se corte con líneas de carácter muy rectas y angulares en todos los paneles. Otros detalles atractivos son los espejos laterales pintados del color de la carrocería y con guiñadores LED incorporados, los grandes rieles cromados para montar una parrilla o un portaequipajes, y los discretos rompenieblas hundidos dentro del parachoques.

Pero al ser este un Subaru, no se sorprenda el lector al enterarse que el verdadero atractivo del Tribeca es exclusivo para su usuario. El interior envolvente y de gran acabado, lleno de detalles agradables a la vista y al tacto, los asientos de cuero cosido a mano, el enorme techo solar, los insertos pintados de color aluminio pulido (imitación, por desgracia), los posavasos con iluminación ambiental, la pequeña pantalla táctil del sistema de información/entretenimiento y la más grande pantalla plegable de la segunda fila de asientos son, en efecto, los que llevan este carro al nivel que pretende. O casi. Resulta un poco molesto que para el precio que tiene ($US 62.000 con IVA) se usen los materiales de imitación a los que me referí o no se cuente con manetas para los cambios manuales de velocidad.

Como la pinta es lo de menos, pues sos un gordo bueno, lo importante en esta entrada es cómo se comporta el Tribeca en funcionamiento. El motor boxer de seis cilindros, 256 HP y, ya lo dijimos, 246 libraspié de torque cumple lo que promete. El encendido es instantáneo y con un muy agradable saludo de los medidores, por cierto muy elegantemente iluminados en tres colores. El motor atmosférico se siente potente y capaz, incluso en la altura paceña, y a la vez se siente muy sedoso y dócil, gracias a su excelente balanceo, aunque a veces parece un poco lerdo en reaccionar a los estímulos. Se extraña la transmisión manual, mejor si con reductora, que hace las delicias de los fanáticos de la marca como yo. Sin embargo, la caja secuencial de cinco velocidades, aunque algo anticuada, es suficientemente competente, con cambios casi imperceptibles y fuerza más que suficiente para lidiar con las pendientes más difíciles, incluso con el auto bien cargado. Cuando se la pone en modo manual, lo cual permite revolucionar casi hasta la línea roja antes de que el limitador fuerce el cambio de velocidad, los cambios realizados por el conductor tienen un desfase de medio segundo entre el input y el cambio efectivo, por lo que la ilusión de control que debiera permitir el modo manual no lo es tanto. Lo mejor en este caso es dejar la palanca en modo Sport y permitir que la máquina decida los cambios, lo cual funciona casi como una caja reductora y hace mucho más emocionante la conducción, aunque esta práctica destruirá cualquier resquicio de economía de combustible.

Lo que me ha sorprendido es que la suspensión es algo dúctil para ser un Subaru, pues la marca acostumbra afinar la amortiguación con mayor rigidez y deportividad. Se gana bastante en cuanto a comodidad de viaje, pero se pierde un poco en agilidad, no demasiado porque la combinación ganadora del sistema AWD, motor horizontalmente opuesto y Control Dinámico de Tracción compensan en gran medida este problema. En efecto, el bamboleo o el ladeo en las curvas pronunciadas es imperceptible, pero no da la impresión de que la curva pueda ser tomada con especial agresividad, a diferencia de otros modelos de la línea. Por mi estilo de conducción, personalmente preferiría sacrificar un poco de comodidad para aprovechar mucho mejor las ventajas de Subaru frente a la competencia, pero esto es un gusto personal, y puedo comprender por qué mucha gente preferiría la suavidad de manejo y la ausencia de movimientos bruscos.

En resumen, se trata de un auto maduro, muy bien plantado y cómodo, eficiente y capaz, en extremo elegante y de gran presencia, especialmente por dentro, pero al que le falta brío, apasionamiento. Y eso es lo que explica, probablemente, las ventas un poco flojas que tuvo el modelo a nivel mundial. Los fieles a la marca como el suscrito preferimos que nuestro Subie sea divertido de manejar. El Tribeca es, en suma, un gran crossover Premium para quien no conoce de Subaru.

Esteban

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Chitika